La epilepsia es un trastorno neurológico crónico caracterizado por la presencia de crisis epilépticas recurrentes. Estas crisis son episodios de actividad eléctrica anormal en el cerebro que pueden manifestarse de diversas maneras, dependiendo de la parte del cerebro afectada. En este artículo, exploraremos los principales síntomas de un ataque epiléptico, cómo identificarlos y qué hacer en caso de presenciar uno.
Tipos de crisis epilépticas y sus síntomas
Las crisis epilépticas pueden clasificarse en dos grandes grupos: focales y generalizadas.
1. Crisis epilépticas focales
Estas crisis afectan solo una parte del cerebro y pueden ser:
- Crisis focales simples: No hay pérdida de la conciencia, pero la persona puede experimentar sensaciones inusuales, como:
- Movimientos involuntarios en una parte del cuerpo (sacudidas de un brazo o pierna).
- Alteraciones en la percepción del gusto, olfato, vista o sonido (como escuchar zumbidos o ver luces parpadeantes).
- Sensaciones de déjà vu o miedo intenso sin razón aparente.
- Crisis focales complejas: Hay una alteración de la conciencia o el estado de alerta. La persona puede:
- Presentar movimientos repetitivos y automáticos, como frotarse las manos, masticar o parpadear.
- No responder a los estímulos externos y parecer confundida.
- Tener dificultades para hablar o comprender lo que sucede a su alrededor.
2. Crisis epilépticas generalizadas
Estas crisis afectan a ambos hemisferios cerebrales y suelen involucrar una pérdida de conciencia. Se dividen en varios tipos:
- Crisis de ausencia:
- La persona parece desconectada del entorno por unos segundos.
- Puede quedarse con la mirada fija y no responder a los estímulos.
- A veces se acompaña de parpadeo rápido o movimientos sutiles de las manos.
- Crisis tónico-clónicas (gran mal):
- Pérdida repentina de la conciencia.
- Rigidez muscular (fase tónica) seguida de sacudidas incontrolables (fase clónica).
- Posible emisión involuntaria de orina o mordedura de la lengua.
- Puede haber dificultad para respirar y labios azulados.
- Después del episodio, la persona puede sentirse confundida, agotada o con dolor de cabeza.
- Crisis mioclónicas:
- Sacudidas breves y repentinas de los músculos, generalmente en brazos o piernas.
- No suele haber pérdida de conciencia.
- Crisis atónicas (de caída):
- Pérdida repentina del tono muscular, causando que la persona caiga al suelo.
- Puede haber lesiones por la caída.
- Crisis tónicas:
- Rígidez muscular repentina, generalmente en brazos, piernas o espalda.
- Puede causar caídas y no siempre hay pérdida de conciencia.
- Crisis clónicas:
- Sacudidas musculares repetitivas y rítmicas sin fase tónica previa.
Señales previas a un ataque epiléptico (aura)
Algunas personas con epilepsia pueden experimentar una “aura” antes de una crisis. Estas son señales de advertencia que indican la llegada de un episodio y pueden incluir:
- Mareo o sensación de desmayo.
- Cambios en la percepción sensorial (luces parpadeantes, sonidos distorsionados o olores extraños).
- Hormigueo o entumecimiento en una parte del cuerpo.
- Emociones intensas como miedo o ansiedad.
¿Qué hacer en caso de un ataque epiléptico?
Si presencias una crisis epiléptica, sigue estas recomendaciones:
- Mantén la calma y no intentes sujetar a la persona.
- Coloca a la persona en un lugar seguro, alejando objetos peligrosos.
- Si está en el suelo, gíra su cuerpo de lado para facilitar la respiración y evitar asfixia.
- No pongas nada en su boca; no pueden tragar la lengua y podrías causar daño.
- Controla el tiempo de la crisis: si dura más de 5 minutos o se repiten crisis sin recuperación, llama a emergencias.
- Después del episodio, tranquiliza a la persona y permítele descansar.
Los ataques epilépticos pueden manifestarse de diversas maneras, desde pequeños episodios de desconexión hasta convulsiones intensas. Reconocer sus síntomas es clave para actuar rápidamente y brindar la ayuda adecuada. Si tú o alguien cercano tiene epilepsia, es fundamental consultar a un neurólogo para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. La epilepsia es una condición manejable con el tratamiento adecuado y un buen conocimiento de cómo actuar ante una crisis.